INAEM 01 CAJETIN BLANCO

Género

Un perfume de España... la zarzuela

VÍCTOR PAGÁN

La zarzuela es un género vivo que refleja, de forma teatral y divertida, muchos aspectos de la vida española; este género lírico nació en Madrid, Villa y Corte, como cúmulo de todo lo español, principalmente de sus personajes, fiestas, costumbres, anécdotas y literaturas. Sin embargo, el mayor valor de las numerosas joyas que componen su catálogo lo sigue constituyendo la música de sus populares compositores.

El género de la zarzuela -obra con partes habladas y partes cantadas- comparte su época de más gloria con la ópera, el teatro en prosa y en verso en el siglo XIX y posteriormente con el cinematógrafo en el XX. Gracias a los recintos que pronto se crean para este popular espectáculo: Teatro de La Zarzuela (1856) y Teatro Apolo (1873-1929) -ambos en Madrid, pero con la calle de Alcalá de por medio-, a las importantes compañías líricas y a sus numerosas giras por España y América, la zarzuela se difunde por todos los países de habla hispana, llegando a millones de espectadores que la acogen con entusiasmo. Para unos fue la recreación de los distintos tipos de la sociedad, para otros el recuerdo lejano de la tierra abandonada por la aventura americana o el obsequio de la « Madre Patria» a las tierras de Ultramar.

La zarzuela sorprende por la vitalidad de su expresión artística, reflejada en las obras de compositores como Joaquín Gaztambide (1822-1870), Emilio Arrieta (1823-1894), Francisco Asenjo Barbieri (1823-1893), Manuel Fernández Caballero (1835-1906), Federico Chueca (1846-1908), Tomás Bretón (1850-1923), Amadeo Vives (1871-1932), José Serrano (1873-1944), Manuel Penella (1880-1939), Federico Moreno Torroba (1891-1982) o Pablo Sorozábal (1897-1988), entre otros muchos. Todos ellos son maestros indiscutibles de un género lírico que se nutre de músicos de todas partes de España, pero que se desarrolla durante más de un siglo fundamentalmente en Madrid.

La zarzuela tiene sus lejanos orígenes en las obras cantadas de Pedro Calderón de la Barca, con música de Juan de Hidalgo, en el Palacio de la Zarzuela (« pequeña zarza» ) en las proximidades de Madrid a fines del siglo XVII. Luego en las adaptaciones de los dramas jocosos italianos al español que realiza Ramón de la Cruz, con música de compositores italianos o italianizantes, en los coliseos madrileños a fines del siglo XVIII. Y por fin, en la primera mitad del siglo XIX, se escriben las primeras zarzuelas modernas, un nuevo género lírico, con textos y partituras originales repletas de costumbrismo español. Las zarzuelas de estos siglos son divertidas historias que gustan, según el valenciano Antonio Eximeno, porque el moderno público español tiene buen gusto y disfruta más con el entendimiento del argumento que sólo con la pasión de la música.

 

«[Los españoles] gustan sí y con pasión, de la Música en el Teatro, pero no sacrifican el juicio a esta pasión; tienen piezas pequeñas en Música, que sirven de intermedios y justamente presentan dramas en Música, que llaman Zarzuelas, en las cuales se declaman las escenas, y solamente se canta la parte que exige música; esto es, los pasajes en que brilla alguna pasión. [...] se oye y entiende todo el artificio de la fábula, los caracteres, las costumbres, etc., coincidiendo así el placer del oído con la instrucción del entendimiento.»
(Sobre los orígenes y reglas de la música, III, 3, 1796, pp. 195-196)

 

La zarzuela tiene dos manifestaciones importantes: el género breve o chico, obras con personajes populares de Madrid en un solo acto, propio del «teatro por horas», y el grande o gran zarzuela, obras en varios actos próximas a la ópera grande. Pero en este género lírico también se distinguen las obras por el argumento; están las de tema madrileño, con su lenguaje castizo, son las más típicas (La verbena de la Paloma, Agua, azucarillos y aguardiente y La Revoltosa) que también incluye obras extensas (Doña Francisquita y La Chulapona); las regionales son las más costumbrista o folclóricas (La del Soto del Parral, La rosa del azafrán y La patria chica) y las de opereta más de ámbito europeo (La Generala, La canción del olvido y Bohemios).

La zarzuela como todo género evoluciona y cambia según los gustos de sus espectadores; en el siglo pasado disfrutan de gran aceptación obras como Jugar con fuego de 1851 o El dúo de La Africana de 1893, mientras que en el presente el público se entusiasma con otras más cercanas al vaudeville como La gatita blanca de 1907 o La corte de Faraón de 1910.

La zarzuela aprovecha desde sus primeras grabaciones las grandes voces; primero figuran las de Mercedes Capsir, Hipólito Lázaro, Conchita Supervía, Graziella Pareto, luego las de Miguel Fleta, Marcos Redondo y Luis Sagi-Vela, entre otros, y en la actualidad las de todos los cantantes más famosos de la lírica española: Carlos Álvarez, Ainhoa Arteta, Enrique Baquerizo, María Bayo, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Lola Casariego, Rafael Castejón, Plácido Domingo, Alfonso Echeverría, Federico Gallar, Alfredo Kraus, Manuel Lanza, Luis Lima, Pilar Lorengar, Milagros Martín, Isabel Monar, Raquel Pierotti y Emilio Sánchez, entre otros muchos. Y también la labor de directores de coros como Antonio Fauró, José Perera, Ignacio Rodríguez, Vittorio Sicuri o Valdo Sciamarella, o de orquesta como Pedro Alcalde, Ataulfo Argenta, Rafael Frühbeck de Burgos, Rafael Ferrer, Enrique García Asensio, Antonio Ros Marbà, Daniel Montorio, Federico Moreno Torroba, Miguel Ortega, Luis Remartínez, Miguel Roa, Cristóbal Soler, Pablo Sorozábal y José Luis Temes.

La zarzuela, que se difunde entonces a través de la radio, el cine y el disco, llega a todos los ámbitos del mundo de habla hispana como signo de identidad nacional. Por todo esto conocer hoy en día las joyas del género lírico español significa descubrir una bella y divertida expresión artística, un perfume de España... la zarzuela.