Teatro de la Zarzuela

La síntesis entre Circo y Mundo sirve para reflexionar sobre ficción y realidad, personajes y seres humanos, juego escénico y acción humana. Nada mejor que recurrir a esta vieja idea para resumir lo complejo que se nos presenta el mundo en que vivimos, en el que —a veces y con indeseada frecuencia— los payasos nos gobiernan o el público asiste como espectador involuntario y pasivo a una tragedia que supera la mejor de las narraciones. Hubo un tiempo en que el Circo permitía vivir situaciones aparentemente reales, que a pesar de sus repeticiones y limitaciones, gustaban por su aire desenfadado, su espíritu festivo y su voluntad de divertir. Este popular Gran Teatro del Mundo, o mejor dicho, Gran Circo del Mundo, ha sido una exaltación de la vida, de las emociones, de los sentimientos, de la participación y, por eso, muchos han querido reflejar esto en sus textos, ilustraciones, fotografías y representaciones teatrales.
Todo nos recuerda cómo el teatro es una reflexión sobre la vida misma, donde los límites entre la realidad y la ficción se presentan difusos, de nuestra vida dentro y fuera de la sala (o de un escenario) que puede ser un espectáculo, a veces con visos de tragedia, otras con tintes cínicamente cómicos. Concluimos que «¡Este Mundo es un Circo!», pero inmediatamente diremos que «¡Este Circo es un Mundo!».)
Víctor Pagán