Yo te querré, por José Luis Arellano
¿Qué es 'Yo te querré'? (por José Luis Arellano, Director de escena)
Nunca existió un joven que no amara
Yo te querré es como hemos titulado este sincero y sencillo homenaje al maestro Alonso, pero el título encierra algo más que una referencia a uno de sus hermosos temas.
Partiendo de esta inquietante cita: “nunca existió un joven que no amara…” (que robo a un amigo autor) y que, como todo en el teatro, puede ser susceptible de debate, elevamos sobre el escenario dos de las ideas más hermosas (y muchas veces mas contradictorias) que han sobrevivido a lo largo de los tiempos: el amor y la juventud.
Aunque no todo es tan fácil ni tan sencillo, para jugar al amor también hacen falta reglas, y puede que éstas no sean del todo limpias, no estén del todo claras, o no vayan dirigidas con certeza a la persona indicada. Pero también existen muchas otras formas de amar… se puede amar una canción, o un instante, o un recuerdo… y en este ejercicio ponemos nosotros el foco.
Nuestro cuento comienza en un lugar, cualquier lugar; un teatro vacío es un buen sitio para iniciar una historia. Y aquí es donde comienza la nuestra, en un teatro vacío iluminado por mil farolas que brillan sobre un suelo de espejo, como si fuese un gran corazón que palpita latente a la espera de que los personajes entren y enreden, canten, sientan y se diviertan en un lugar hecho a su medida. Un sitio que, a fuerza de usarlo, se convierta en un refugio para los que busquen emociones y terminen abriendo su alma, para que la música y los recuerdos se la calienten.
Nuestros personajes se encuentran, charlan, se miran, se tratan de entender, se recuerdan y se aman. Y lo hacen, en un grito rebelde, cantando canciones que no les pertenecen, canciones olvidadas de padres y abuelos, de un tiempo donde nada era fácil pero lo parecía. En un tiempo en el que también ellos fueron jóvenes y amaron aunque ahora la etiqueta de padre o abuelo sea tan poderosa que pareciesen castillos inertes sin ninguna otra ocupación que la de cuidarnos. Y aunque suene a obvio, hubo un tiempo en el que ellos también amaron y cantaron muchas de estas canciones ocultos en cualquier patio de butacas o en una sala de baile, mientras se miraban a los ojos y se decían con ternura, como si fuese una revelación hermosa e imperecedera: yo te querré.. Y luego se lo repitieron a sus hijos y a sus nietos en el silencio de los hospitales o debajo de las sábanas, en la oscuridad de la noche cuando el miedo nos hacia llorar de una manera irremediable… yo te querré. Y nosotros lo entendíamos como una verdad absoluta hasta que crecíamos y nos olvidábamos de que somos lo que somos, porque en algún momento nos susurraron al oído: yo te querré.
Y ahora nos toca el turno a nosotros. Y les devolvemos el amor desde un escenario. Y se lo cantamos en un susurro, para que se calienten las noches con nuestro recuerdo, y cuando estén solos, en sus casas viejas o en sus residencias, puedan sentir que, pese a la vida y las dificultades, pese a las ausencias y a las faltas, nosotros siempre los querremos. Es una devolución justa. Y por eso es rebelde. Porque pese al ímpetu de la juventud, nos detenemos un instante para cantar algo necesario pero que a veces, el olvido, la vergüenza o la desidia nos lo impiden. Yo te querré.
Este espectáculo esta dedicado a todos nuestros padres y madres, nuestros abuelos y abuelas, a un tiempo donde la memoria se oscurece y solo es coloreada por el amor y la música, la del maestro Alonso, que como bien dice otro amigo querido, sirvió para calentar el corazón de muchos españoles.
Mamá, papá, cuando ya no estéis, siempre os recordaré cantando. Mientras tanto, solo una frase: yo os querré… mientras sienta mis venas latir… no habrá poder que me arranque del alma tu amor…
José Luis Arellano