Teatro de la Zarzuela

[Anatomía de las pasiones]

Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (sin descanso)

Espectáculo en homenaje a Juan Hidalgo (1614-1685) en el 4º centenario de su nacimiento

Tonos de JUAN HIDALGO y otros autores

Nueva producción del Teatro de la Zarzuela

Espectáculo en el que se combinan los tonos a lo Sagrado y a lo Humano. El Amor se presenta como exaltación al mismo tiempo del amor humano y de la naturaleza del Hombre o de la Mujer, y de otra parte del amor divino a Dios y de la Religión. Estos dos planos unas veces se separan y otras muchas se unen y confunden de forma voluntaria con la música de Hidalgo, así como de otros compositores de la época. La dirección musical es de Carlos Mena y la dirección escénica de Joan Antón Rechi.

Somos humanos… somos divinos, por Joan Antón Rechi
Siempre nos han dicho que Dios nos creó a su imagen y semejanza. Pero los agnósticos prefieren pensar que nosotros lo creamos a Él a la nuestra. Un Dios humano. Un Dios del amor que a veces es capaz de castigarnos por nuestros errores, de la misma manera que nosotros somos capaces de los gestos más inmensos de amor y generosidad y también de las mayores atrocidades. Con nuestras mismas virtudes y nuestros mismos defectos. De eso los griegos sabían mucho. Crearon una mitología llena de dioses «humanos» con actitudes que hacían pensar al hombre que estaba mirándose a un espejo. Somos humanos? Somos divinos?...
De eso trata «De lo humano… y divino». De la búsqueda de la divinidad, de su aspecto humano. De la búsqueda incesante de respuestas. De la búsqueda del amor, de la anatomía de las pasiones. Del miedo a la soledad, del miedo a la muerte. De la incomprensión del universo que nos rodea. Del miedo a la condenación. Del paso del tiempo, de la imposibilidad de volver a atrás, de las cosas que vemos, de las que no queremos ver. De cómo la vida y la muerte están siempre a nuestro alrededor… Tonos divinos para salvarnos. Tonos humanos para entendernos. Surrealismo para comprender un mundo que carece de toda lógica en muchos momentos.
Como en un libro de poemas, la música de Juan Hidalgo y la de otros compositores barrocos, nos transporta a un universo en el que se nos habla de algunas de las cosas más transcendentales del ser humano. Preguntas muy simples y muy profundas a la vez. Y que nos llegan con la misma fuerza desde la época de las catedrales.
Yo desconocía estas piezas antes de comenzar a trabajar en este proyecto. Y me acerqué a él con el respeto de enfrentarse a los clásicos. Pero me sedujo desde el primer momento. Y lo hizo en parte por su modernidad. Juan Hidalgo nos habla sin distancia. Directo a nuestro corazón, a nuestras emociones. Cada pieza es un pequeño universo. Un viaje poético y onírico que no habría sido posible sin la complicidad de Carlos Mena y de todo el equipo. Y por eso quiero darles las gracias. Pero sobre todo quiero agradecerle a Carlos el haberme descubierto estas piezas que seguro me acompañaran siempre.
Adorar, morir, sentir, esperar.